Paisajismo en un terreno de altura

El jardín mediterráneo, un espacio para el hombre.

Ignacio García acepta el reto de convertir un terreno pedregoso de difícil acceso y con mucha pendiente en un hermoso jardín.

El estado presente del terreno hace casi imposible su uso y acceso.

La zona de actuación tiene una superficie de 400 m2 y una pendiente media en grados de 49º y en porcentaje de 115%. La cota más baja está a los pies de un balate o muro de contención de tierras realizado con piedras, colocadas unas sobre otras, que alcanza la altura de dos metros sobre la acera. Mientras que la cota más elevada se encuentra a casi once metros de altura de la calzada de la calle. Tiene vegetación arbórea. Tres grandes alcornoques naturales que dificultan los movimientos de tierra para nivelar el terreno. Además de numerosos dragos de Canarias de menor tamaño y tres palmas y quince árboles frutales recién plantados. Sin embargo, las canalizaciones de agua visibles desde la calle representan el principal impacto visual negativo en el paisaje del solar que el arquitecto tendrá que corregir: la tubería general de agua potable, una arqueta de saneamiento por encima del nivel del suelo natural y el tubo desenterrado de saneamiento que atraviesa la zona media del talud y desemboca en un pozo excavado en el trasdós del muro de contención.

IGGA-JLD-03

Estado cero – Planta baja general.

La manera de enfrentarse a un terreno en pendiente.

Los objetivos serán ocultar las instalaciones visibles, crear un acceso a la calle y transformar la inclinación del terreno en un hermoso jardín mediterráneo bien diseñado, “un espacio para el hombre”, que conserve y aumente la flora existente y se pueda disfrutar tanto de día como de noche, en compañía de la familia y amigos.

García apuesta por el uso de la piedra como elemento de construcción.

Los muros de piedra ofrecen un encanto que ningún otro material puede igualar. No solo son especialmente hermosos como parte de arriates de flores y jardines sino duraderos, comentó el arquitecto.

A diferencia de las traviesas o de las vallas de madera, que se pudren y se deben reemplazar a los diez años, la piedra no se deteriora.

Info – Ignacio García ha iniciado el diseño del jardín que concluirá en las próximas semanas.


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