La panacea del golf en Andalucía

Sólo dos de los 20 proyectos gaditanos tienen expectativas de desarrollo a medio plazo: Castellar y Prado del Rey. Andalucía no tiene ningún campo de «interés turístico» dos años después de la aprobación del Decreto. Los proyectos que combinan golf, hotel y urbanización de lujo, impulsados por promotores y abanderados por alcaldes durante toda la década, han dejado de ser el remedio general para los males de las economías municipales de toda Andalucía. En apenas dos años, las iniciativas que antes eran prioritarias han dejado de agolparse sobre la mesa de los despachos de los ayuntamientos para quedar relegadas, en el mejor de los casos, al cajón. Es el fin de un modelo de desarrollo y se concreta en cifras: de los 70 proyectos presentados para la región en 2008, sólo hay tres con claras expectativas de desarrollo en Castellar, Estepona y Cabo de Gata. En Cádiz, que se subió con retraso a la ola del golf, el balance deja al menos 18 planes suspendidos, a la espera de tiempos mejores o, directamente, descartados.

Dos factores simultáneos han puesto punto y final a la panacea del golf.

La crisis económica y el decreto regulador del sector en Andalucía. El valor del ladrillo que antes hacía rentables las inversiones en golf se ha desplomado en dos años, y los bancos que antaño concedían dinero a espuertas no quieren ahora ni oír hablar de proyectos urbanísticos. No hay rentabilidad, no hay financiación. Francisco del Cuvillo, promotor con más de 20 años de trayectoria en la Costa del Sol y con intereses en Prado del Rey, completa el análisis: «Las grandes están liquidando activos de este segmento con descuentos hasta del 50%. Mientras que el mercado no se desprenda de esos excedentes, que son extraordinarios, comprenderá que es un absurdo introducir nuevos productos, que además van a ser más caros. Poner ahora una grúa a funcionar no tiene sentido».

A la criba económica, se ha sumado la ejercida por el decreto de golf aprobado por la Junta de Andalucía en febrero de 2008, después de ocho años de cábalas y retrasos. El documento establece requisitos técnicos y medioambientales estrictos para los proyectos con un doble objetivo: que los campos no se conviertan en una excusa para calificar suelo y vender casas -o que se levanten «macro-urbanizaciones acompañadas de un jardín con agujeritos», dijo el entonces consejero de Presidencia, Zarrías-, y que la región configure una red de instalaciones de «interés turístico» capaz de atraer viajeros por su alta calidad. En el decreto, el Gobierno andaluz se reservó la última palabra sobre cada proyecto a través de una «comisión técnica de calificación» formada por representantes de diversas consejerías. Sin embargo, dos años después de la aprobación del texto, esta comisión no ha podido evaluar ni un solo plan empresarial, dato que da una idea de la paralización que sufre el sector.

El presidente de la Federación Andaluza de Golf, Ángel de la Riva, sostiene que la normativa incluye parámetros que están disuadiendo a muchos promotores. «No se puede reproducir la situación en la que todo el que tenía un poco de mano en un ayuntamiento conseguía hacer un campo de golf con miles de viviendas, pero tampoco se puede exigir al promotor de golf que construya un hotel por exigencia del decreto», argumentó en declaraciones a Efe De la Riva, que recordó que sólo el mantenimiento de un campo de golf requiere una media de 2,5 millones al año. En la misma información de Efe, el presidente de la Federación expresa su confianza en que la norma «se perfeccione» y se llegue a un «término medio» entre la barra libre de antes y la rigidez actual.

El Golf en la provincia de Cádiz.

Mientras tanto, con los condicionantes de la crisis y el decreto, el repaso de la situación del sector en la provincia de Cádiz ofrece un panorama esclarecedor: dos proyectos con expectativas de desarrollo, aunque sea a medio plazo, en Castellar y Prado del Rey; otras dos iniciativas abandonadas por sus promotores en Algeciras y Jimena (Los Alcornoques Golf); y hasta 16 proyectos de golf sin su tramitación urbanística completa y con pocas o ninguna perspectivas de ejecución. Tal y como han señalado fuentes del Gobierno andaluz, en la provincia gaditana sólo hay un campo de golf en lanzadera, el promovido por la familia Ortiz Patiño (Valderrama) en Castellar. El plan fue presentado en 1999 y culminó su tramitación en 2004. El alcalde castellarenses, Francisco Vaca (PSOE), confía en que las obras comiencen en 2010, aunque los promotores ya advirtieron el año pasado de que el desarrollo del recorrido y los hoteles previstos se acometerá por fases, en función de la coyuntura económica. Otra de las iniciativas con visos de realidad es el complejo turístico y residencial de Prado del Rey, presentado en 2004 y ya avalado por la Junta de Andalucía. El alcalde de Prado del Rey, Fernando Pérez (PSOE), cree que el proyecto de urbanización empezará en «el primer semestre», pero la promotora hispano-irlandesa AGP, dirigida por Francisco del Cuvillo, no tiene prisa: «En otros tiempos se echaría más leña a la caldera. Ahora, lo importante es solventar todas las cuestiones administrativas para poder actuar en cuanto llegue un momento lógico y propicio». El momento podría no ser 2010.

Mucho peor es la situación de los desarrollos urbanísticos ligados al golf en Jimena y en Algeciras. En la primera localidad, la promotora Las Limas de Gaucín dejó a medias la construcción de un campo de golf y un hotel el año pasado, y nada más se supo hasta la intervención del Ayuntamiento, que busca la manera de reactivar las obras. En Algeciras, el Consistorio anunció hace dos semanas su intención de expropiar a la empresa President Golf su parcela en el Algarrobo por incumplir el compromiso de construir un campo, un hotel y 700 casas con una inversión anunciada de 250 millones que quedó en agua de borrajas.

No hay noticias de los proyectos residenciales y de golf presentados a lo largo de la década en pueblos de la Sierra como Villamartín, Algodonales y Ubrique. Tampoco en Bornos y Espera, municipios que vieron como la firma Armoniza se marchaba a Panamá harta de la burocracia. Y ni siquiera en Arcos, donde Novaterra, propietaria de Arcos Gardens, prevé la construcción de otro recorrido de 18 hoyos. La situación es calcada en La Janda: Medina, Benalup, Paterna, Alcalá, Barbate y Vejer mantienen sus proyectos aparcados y todavía pendientes de largas tramitaciones urbanísticas. Pese a ello, estos municipios cuentan con una garantía a futuro, ya que la Junta de Andalucía ha avalado sus desarrollos en torno al golf incluyéndolos en el Plan de Ordenación del Territorio (POT) de la comarca. Hay dos proyectos gaditanos más que cuentan con la aprobación de la Junta de Andalucía en Atlanterra (Tarifa) y Gabela Honda (Trebujena), pero sus promotores no están dispuestos ahora a sembrar en el erial en el que se ha convertido el sector.


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